Cómo poner límites a los niños

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Si se sienten más fuertes que tú, quedarán desprotegidos.

Aunque poner límites a nuestros hijos parece, en principio, más difícil que ceder a sus rabietas, es imprescindible para su educación, pues además de enseñarles cómo deben comportarse, les protege y les da seguridad.

Enseñar que el “no” es “no” desde pequeños es la mejor manera de ir educando su voluntad, con firmeza y también con cariño. Ver la misma reacción paterna para cada situación hará que el niño interiorice la norma. Por otro lado, los límites les enseñan a saber renunciar a sus deseos, lo que les prepara para afrontar situaciones difíciles que la vida les depararán.

Eso sí, debemos encontrar el equilibrio entre el exceso de reglas y prohibiciones y una permisividad excesiva. Si abusamos del “no” y establecemos normas demasiado estrictas o excesivas, no les dejaríamos crecer. Y si se lo permitimos todo, nuestro hijo no sabrá cuál es el camino que tiene que seguir. Además, la excesiva permisividad da lugar a un niño que no tiene nunca suficiente, cuyas exigencias son cada vez más elevadas.

10 Pautas básicas

1 Afecto: En casa debe haber un buen ambiente y reinar el cariño.

2 Unidad: Los padres deben estar unidos, convencidos y de acuerdo a la hora de fijar normas.

3 Claridad: Las normas han de ser precisas y realmente necesarias.

4 Realismo: Los límites han de estar acordes con la edad del niño. No podemos pretender que un niño de tres años recoja todos los días su cuarto.

5 Previsión: No podemos dejar los límites a la improvisación o al momento de rabia. Debemos hablarlos y fijarlos de antemano.

6 Coherencia: Los padres deben comportarse de forma coherente con lo que exigen, pues su comportamiento será el mejor ejemplo para el niño. No podemos castigarle por gritar o ser violento si nosotros perdemos el control continuamente.

7 Paciencia: Debemos saber que el niño fallará muchas veces. Necesita un período de aprendizaje que irá más rápido si valoramos cada pequeño cambio, cada intento. Por ejemplo, ayudarle al principio a recoger los juguetes le enseñará mejor que si le damos gritos.

8 Firmeza: Es normal y habitual que el niño quiera probar, con su actitud y con su conducta, hasta dónde puede llegar y cuál es la reacción de los padres si se sobrepasa el límite marcado. Es, en ese momento, cuando tenemos que mostrarnos firmes, pues si cedemos, después costará mucho más retomar el respeto de esas normas.

9 Flexibilidad: Debemos ir adaptando las normas a la situación, al momento y a la edad concreta de nuestro hijo.

10 Autonomía: Dar opciones para que elija las cosas con entusiasmo.

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